Eran las 21:00h. y nos encontrábamos cargadas con las mochilas en el metro (the tube) en la parada de Victoria Station.
Todo es fácil cuando lo conoces, pero cuando estás cansada, cargada y las indicaciones te llevan laberínticamente a través de pasillos bajo tierra, pues no es tan fácil dar con la plataforma correcta. Finalmente damos con ella, dejamos nuestro equipaje en el suelo y descansamos, cuando de repente, aparece ante nosotras un monje budista de rasgos orientales, vistiendo un hábito de color mostaza y no el típico de color azafrán. Iba de un lado para otro con una amplia sonrisa. Inmediatamente pensamos: - ¡Uf, este anda más perdido que nosotras!-. Al pasar frente a nosotras nos miraba sonriente, con gesto de saber que sabíamos que no tenía ni idea de dónde estaba, ni de lo correcto de la plataforma. Parecía no estar muy convencido de si preguntarnos o no a nosotras. En eso, no pudo contener una breve risita sonora*. Pensé: -" No te tome nunca demasiado en serio a ti misma".
Si estás perdido, ríete. Si estás sólo, ríete. Si sientes que una situación te desborda y te sientes perdido, que la atención en el ahora no se produce... ríete, carcajea, porque la risa te devuelve al Ahora, te das cuenta de lo ilusorio, mutable y transitorio que es todo, y del juego que es maya en el que nos movemos.
¿Qué camino debo tomar?
Uno sólo debe tomarse en serio el camino interior hacia el encuentro con el Ser, e incluso así, tampoco deberíamos preocuparnos demasiado. Incluso cuando nos perdemos en el sendero del Dharma y damos vueltas sobre nuestros propios pasos, o tomamos un desvío que nos lleva a un supuesto ningún lado, siempre, siempre, tarde o temprano, ineludiblemente,todos acabaremos en el mismo lugar, pues todos residimos en Dios y de este modo, es sólo un paseo por los múlitples paseos que Dios dispone y propone.
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