viernes, 25 de septiembre de 2009

Bolo Ram - Wah!

Bolo Ram, interpretada por Wah!

miércoles, 2 de septiembre de 2009

Krishnamurti y la vacuidad

Por fin he terminado un libro que escribió Michael Krohnen, el que fuera durante las últimas décadas cocinero de Krishnamurti, en Ojai (California). Se titula Crónicas desde la cocina: 1001 comidas con Krishnamurti. Realmente, me ha dejado un buen sabor de boca, y no, no es un libro de cocina, aunque aparecen citadas al comienzo de cada capitulo unos menús a propósito de los cuales Krohnen, cuenta anécdotas de la convivencia con uno de los maestros espirituales más controvertidos del siglo XX.

Krishnaji, como le llamaban sus cercanos, es presentado como una persona cercana, sencilla, llena de humor e irónica (pero siempre con respeto).

Para los que nos gusta leer sus escritos y pláticas, y cotillear un poquito en la autobiografía de los grandes Seres, este libro ofrece numerosos detalles desde el más profundo cariño, hasta las últimas horas de su vida. Había leído hace una década una biografía de K., Los años de plenitud escrita por Mary Lutyens cuando éste todavía no había fallecido. Mi madre, que lo había escuchado en Saanen (Suiza) en 1974, me regaló mi primer libro sobre K. cuando yo tenía 18 años, Usted es el mundo.

Muchos pensarán que las biografías en estos casos es como la prensa rosa de la espiritualidad, y tal vez es posible, pero se nos cuentan tantas cosas de Seres iluminados y místicos de hace tantos siglos, que resulta dificil a menudo creer que gente así existió. En seres como Krishnamurti o Paramahansa Yogananda, por ejemplo, los datos son mucho más frescos, más recientes. Son personas que vivieron "casi" en el mundo actual que vivimos, mucho más K., que murió en 1986.

En estas memorias de Michael Krohnen, Krishnamurti es próximo, pero sentía al leerlo que siempre había un aura de misterio en él. Esta mañana tras terminarlo, he repasado algunos fragmentos de Los años de plenitud y he entendido que ese misterio, no es tal, todo lo contrario. Es la más absoluta vacuidad. De niño incluso era como si tuviera un "retraso" ... es el vacío de su Ser y de su mente fundiendose siempre con la Eternidad. Nada más simple. Esa vacuidad, casi ateista que caracteriza también el budismo zen. Vacuidad y sencillez. A veces buscamos demasiado, esperamos demasiado, queremos demasiado e idealizamos demasiado el fenómeno de la iluminación y la realización de la Conciencia Crística en nosotros... Todo es más sencillo, si, si... Está aquí mismo.

Contó Krishnaji en una ocasión un cuento que decía: Había una Maestro espiritual, que todas las mañanas realizaba una charla a sus discípulos. Como todas las mañanas, se sentó frente a ellos dispuesto a hablar, cuando de repente, se posó sobre el alfeizar de la ventana un pajarillo que comenzó a cantar. El maestro se quedó en silencio, mientras sonaba el canto. Pasados unos minutos el pajarillo paró y salió volando. Entonces el maestro abrió la boca y dijo: el sermón a terminado.
Las grandes verdades necesitan pocas palabras, ninguna.

SAT NAM