miércoles, 2 de septiembre de 2009

Krishnamurti y la vacuidad

Por fin he terminado un libro que escribió Michael Krohnen, el que fuera durante las últimas décadas cocinero de Krishnamurti, en Ojai (California). Se titula Crónicas desde la cocina: 1001 comidas con Krishnamurti. Realmente, me ha dejado un buen sabor de boca, y no, no es un libro de cocina, aunque aparecen citadas al comienzo de cada capitulo unos menús a propósito de los cuales Krohnen, cuenta anécdotas de la convivencia con uno de los maestros espirituales más controvertidos del siglo XX.

Krishnaji, como le llamaban sus cercanos, es presentado como una persona cercana, sencilla, llena de humor e irónica (pero siempre con respeto).

Para los que nos gusta leer sus escritos y pláticas, y cotillear un poquito en la autobiografía de los grandes Seres, este libro ofrece numerosos detalles desde el más profundo cariño, hasta las últimas horas de su vida. Había leído hace una década una biografía de K., Los años de plenitud escrita por Mary Lutyens cuando éste todavía no había fallecido. Mi madre, que lo había escuchado en Saanen (Suiza) en 1974, me regaló mi primer libro sobre K. cuando yo tenía 18 años, Usted es el mundo.

Muchos pensarán que las biografías en estos casos es como la prensa rosa de la espiritualidad, y tal vez es posible, pero se nos cuentan tantas cosas de Seres iluminados y místicos de hace tantos siglos, que resulta dificil a menudo creer que gente así existió. En seres como Krishnamurti o Paramahansa Yogananda, por ejemplo, los datos son mucho más frescos, más recientes. Son personas que vivieron "casi" en el mundo actual que vivimos, mucho más K., que murió en 1986.

En estas memorias de Michael Krohnen, Krishnamurti es próximo, pero sentía al leerlo que siempre había un aura de misterio en él. Esta mañana tras terminarlo, he repasado algunos fragmentos de Los años de plenitud y he entendido que ese misterio, no es tal, todo lo contrario. Es la más absoluta vacuidad. De niño incluso era como si tuviera un "retraso" ... es el vacío de su Ser y de su mente fundiendose siempre con la Eternidad. Nada más simple. Esa vacuidad, casi ateista que caracteriza también el budismo zen. Vacuidad y sencillez. A veces buscamos demasiado, esperamos demasiado, queremos demasiado e idealizamos demasiado el fenómeno de la iluminación y la realización de la Conciencia Crística en nosotros... Todo es más sencillo, si, si... Está aquí mismo.

Contó Krishnaji en una ocasión un cuento que decía: Había una Maestro espiritual, que todas las mañanas realizaba una charla a sus discípulos. Como todas las mañanas, se sentó frente a ellos dispuesto a hablar, cuando de repente, se posó sobre el alfeizar de la ventana un pajarillo que comenzó a cantar. El maestro se quedó en silencio, mientras sonaba el canto. Pasados unos minutos el pajarillo paró y salió volando. Entonces el maestro abrió la boca y dijo: el sermón a terminado.
Las grandes verdades necesitan pocas palabras, ninguna.

SAT NAM

5 comentarios:

  1. (Extraído de "Crónicas desde la Cocina: 1001 comidas con Krishnamurti, por Michael Krohnen)

    Cuando hablaba de la bondad como la fuente de una nueva cultura, Krishnamurti insistía en la sutil, aunque evidente, diferencia que existe entre la mente creativa de la cultura y la fuerza creativa original de la naturaleza y el universo, y señalaba que, en su opinión, el hecho de escribir un poema inspirado, de componer una sinfonía, o de construir una magnífica catedral , no llegaba a rozar siquiera los fundamentos del acto creativo. Aún las expresiones culturales más refinadas y sutiles se derivaban del pensamiento y del yo, es decir, del ego, y en consecuencia sus intereses eran limitados y concretos. En este sentido, solía decir que: "La verdadera creatividad no necesita expresarse" y también señalaba el aspecto holístico de una nueva cultura arraigada en la vida individual diciendo que: "El verdadero arte es el arte de vivir"

    (...)

    -¿Ha estado usted en Chartres?-preguntó Krishnamurti a uno de los responsables ingleses-. ¡Qué catedral tan hermosa! Piense en la energía y colaboración que debió exigir construir algo así. Debieron tardar décadas y quizás incluso siglos.

    -Y todo ello inspirado por el fervor religioso, para mayor gloria de Dios.

    -Y completamente anónimo, ¿entiende? Nadie sabe quién fue el arquitecto. En aquel entonces los artistas no firmaban sus obras, como sucede hoy en día. Cuando se lo proponen, los seres humanos pueden hacer las cosas más increíbles. Si no recuerdo mal, el viaje a la Luna requirió del funcionamiento coordinado de unas cien mil personas, y la verdad es que lo hicieron muybien.

    Un visitante de la India empezó entonces a hablar de las maravillas arquitectónicas de su país, los templos, las cuevas y las mezquitas creadas por personas inspiradas por el sentimiento religioso, y puso como ejemplo los templos excavados en las cuevas de Ellora y Ajanta, el Taj Mahal, Konarak y Puri.

    - Cerca de Bombay - dijo Krishnamurti que, hasta entonces, había permanecido en silencio - existe una isla donde, hará unos mil años, los monjes excavaron templos en la roca. Una de ellas es una enorme escultura trifronte en roca del dios Shiva.

    - La isla de Elefanta y el Mahesh Murti - señalé, cuando reconocí la descripción de una visita que realicé años atrás.

    -Este Tri-Murti, como se le llama - continuó - , es una imagen realmente extraordinaria, llena de profundidad y de dignidad. ¡Imagínense el estado mental en que debían de hallarse las personas que lo crearon!

    Mientras se refería a la clase de conciencia que había erigido la escultura de la deidad de tres caras, su voz expresaba un respeto reverente y el silencio se extendió por toda la mesa, como si la mente religiosa se manisfestara entre nosotros. Finalmente me aventuré y dije:

    -Han debido de ser personas muy inspiradas y devotas.

    -No, señor - replicó Krishnamurti-, deben haber comprendido algo, ya sabe; deben haber tenido algún tipo de percepción directa de la... de la mente religiosa.

    Entonces hizo un gesto enfático, con los dedos completamente extendidos, y todos entendimos que estaba refiriéndose a la mente religiosa que, para él, era la clave de la comprensión de la existencia humana, el sine qua non de la vida armoniosa y el origen mismo de cualquier nueva cultura.

    http://seaunaluzparaustedmismo.blogspot.com/

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  2. Krishnamurti es el ser que más me ha ayudado a ser inteligente, libre y a vivir sin conflictos. Un gran maestro, aunque a él no le gustaba que le llamasen así.

    Gracias por su blog.

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  3. Muchas gracias por tu blog y esta entrada tan interesante :) al final los seres humanos se sienten atraidos hacia el Dios dormido (atrapado en el ego) o el Dios despierto (libre del ego) y cada cual en su momento se siente atraido por uno de esos aspectos. Paz

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  4. LES RECOMIENDO BUSCAR "EN LA PRESENCIA DE KRISHNAMURTI" MEMORIAS DE UNA AMISTAD CON MARY ZIMBALIST SU SECRETARIA

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  5. Krishnamurti es como un catalizador del sendero. Es como la antítesis que busca re encausar la religión. En mi criterio (aunque muchos no lo entiendan así), la enseñanza de K. es la esencia de la religión, es decir, el proceso de conocerse a sí mismo sin el dogma que generalmente acompaña a los diversos credos. Muchos creen que viene a acabar con toda forma de religión, pero yo pienso que viene como muchos reformadores, a purificarla, a "renovarla", a limpiarla de todo prejuicio que, por nuestra ignorancia ha sido contaminada. Yo no creo que esté en contra de los senderos religiosos, solo trata de depurar el camino.

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