domingo, 16 de agosto de 2015

El perdón es la respuesta

Sigo aprendiendo durante cada minuto de mi vida, de mi embarazo, de mi parto en casa, de la crianza de mi hija, de su sabiduría proveniente de la nada, de los genes de cada segundo de su vida, de mi pareja y padre de mi hija, de cada contrariedad, problema o sufrimiento vivido, de cada esfuerzo, enfermedad, de cada sonrisa o mueca, de cada uno de mis alumnos y amigos, de cada bocado de alimento consciente o inconsciente que nutre mi cuerpo, de las noches sin dormir, los días agotadores o libianos. La vida es siempre un terreno desconocido, salvaje, árido o frondoso, la cual amo y odio por igual, porque no me deja indiferente, sino que me hace saber que estoy viva, y que SOY.
Este mensaje del Papa Francisco me reconforta, me tranquiliza, me sana, me confirma lo que ya se, lo que ya he llevado a mi vida desde hace mucho tiempo, desde donde logro recordar. Sólo el perdón nos libera del odio, del rencor, de la ira... y nos permite seguir, e ir más allá, cerrando heridas. Pero para perdonar debemos ser humildes, libres de Ego. Estoy dispuesta, cada día una y otra vez, perdonarme a mi misma y perdonar a los demás. Tal vez los demás, puedan también perdonarme a mi.

"No existe familia perfecta. No tenemos padres perfectos, no somos perfectos, no nos casamos con una persona perfecta ni tenemos hijos perfectos. Tenemos quejas de unos a otros. Nos decepcionamos los unos a los otros. Por lo tanto, no existe un matrimonio saludable ni familia saludable sin el ejercicio del perdón. El perdón es vital para nuestra salud emocional y sobrevivencia espiritual. Sin perdón la familia se convierte en un escenario de conflictos y un bastión de agravios. Sin el perdón la familia se enferma. El perdón es la esterilización del alma, la limpieza de la mente y la liberación del corazón. Quien no perdona no tiene paz del alma ni comunión con Dios. El dolor es un veneno que intoxica y mata. Guardar una herida del corazón es un gesto autodestructivo. Es autofagia. Quien no perdona enferma físicamente, emocionalmente y espiritualmente. Es por eso que la família tiene que ser un lugar de vida y no de muerte; territorio de curación y no de enfermedad; etapa de perdón y no de culpa. El perdón trae alegría donde un dolor produjo tristeza; y curación, donde el dolor ha causado enfermedad" 
 
Papa Francisco

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