Tras mi primera iniciación de reiki, este último mes ha sido caótico. Todo se volvió patas arriba, en extremo, alterando todo los órdenes, de arriba a bajo, de izquierda a derecha de dentro a fuera y de fuera a dentro, alrededor, circularmente, para no dejar nada en su sitio. Y cuando ya toda mi energía desaparecía sólo me quedaba Dios. El Vacío, el silencio, y el Todo.
Feliz Navidad amig@s. ¡Es el Nacimiento, renacimiento del Dios que hay en cada uno de nosotros!
Ahí van unas palabras de Soma, Maestro de Yoga:
AMAR
El Hatha Yoga en pareja es el arte bello del amor sin sexo.
Cuando le tocas a tu pareja, las puertas del cielo se abren.
Cuando te apoyas en ella, aprendes a caer.
Cuando le sostienes, desarrollas la capacidad de proteger.
Cuando te sostienen, aprendes a confiar.
Cuando te ayuda, aprendes a ser humilde.
Cuando le ayudas, anhelas ser uno entre dos.
Cuando le pisas, surge la compasión.
Cuando te pisa tu pareja, aceptas la adversidad.
Cuando la elevas, aprendes a valorar.
Cuando te elevan, valoras la sencillez.
Cuando tu pareja es mejor que tú, aprendes a reconocer.
Cuando es peor que tú, aprendes a ensalzar.
Cuando os miráis, son vuestras almas las que se ven.
Cuando te enlazas a ella es para que te ayude a ser libre con más fuerza.
Cuando te estira, es para que no te arrugues ante el temor.
Cuando estiras a tu pareja, es para que conozcas los límites de la belleza.
Cuando lográis algo difícil, es para que comprobéis que nada es imposible.
Cuando os agarráis de las manos, es para prometeros fidelidad eterna.
Cuando no puedes con ella, es para que sepas que otros no han podido contigo.
Cuando tu pareja no puede contigo es para que aprendas a ceder.
Cuando te arriesgas con ella, aparece la amistad verdadera.
SILENCIAR
Estás tocando una estrella del Cielo cuando tocas un cuerpo humano.
Cuando dos o más estemos reunidos en nombre del Atmán, Él estará entre nosotros.
En la práctica del Hatha Yoga en pareja puedes integrar si lo estimas oportuno el gesto del silencio que se expresa de varias formas:
Si tienes ganas de parlotear, silénciate.
Si te apetece finalizar, silénciate.
Si tu anhelo es practicar con otra persona, silénciate.
Tanto si te gusta como si no te gusta lo que estás haciendo, silénciate.
Si estás cansado, silénciate.
Si no llegas a donde llega tu compañero, silénciate.
Si tienes otras cosas mejores que hacer, silénciate.
Si tienes ganas de gritar o enfadarte con tu compañero, respira y silénciate.
Si te surgen ganas de abrazarlo, sonríe y silénciate.
Si te lesionas, detén la práctica y silénciate.
Si no sabes cómo aplicar una práctica, la intuición y el silencio te lo transmitirán.
Si alguna práctica te da miedo, el silencio te aportará valor.
Si crees que no lo haces bien, visualiza la perfección en silencio.
Si no sabes cómo entrar en silencio, silénciate.
Es entonces cuando tu cuerpo y tu alma serán "uno" y expresarán la maravilla.
Y como he comprendido que para explicar el silencio lo mejor que puedo hacer es callarme...
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