para no decir nada más de la cuenta,
para no hablar sin motivo,
para creer que todo puede ser, y ser también nada.
Para dejar que todo fluya y el pensar se diluya y se torne sentimiento,
y abandono y confianza donde un día se hizo desesperación y desdicha,
sin recuperar, quede en el olvido y nazca el nuevo ser
con pureza pero conocimiento superior.
Muchas vidas, mucho Dios en mi,
que no me abandone y se haga presente, eterno,
lleno por completo y absoluto.
Rebentando, saliéndose por mis poros y alcanzando al resto.
Es así de sencillo, llenar el Vacío.
Un Vacío dispuesto, entregado,
ójala sin deshechos o cadáveres de un pasado que no existe más que en el recuerdo,
que no existe, que es fruto del Ego,
y de los malos hábitos,
y de la genética maldita que reverbera por los siglos en nuestra carne y nuestra sangre,
la genética de la mente... enfermiza y pensante,
sin corazón sintiente, sólo latiente.
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